viernes, 12 de agosto de 2016

Te extraño Pá.

Mi papá no me daba abrazos. Mi papá no me daba consejos. No, mi papá era diferente. Mi papá sabía bien que me molesta cualquier tipo de contacto físico. Mi papá sabía que su mirada no coincidía con la mía y yo sabía que él era terco y jamás iba a tomar mis consejos. Mi papá no tenía manos hábiles, pero siempre conseguía quien lo haga por él. Mi papá era el único que siempre, siempre me hacía regalo de cumple. Mi papá tenía mil formas de hacerme sentir querida, casi siempre ayudándome en las cosas prácticas, en el día a día.
Mi papá tenía de sobra la caradurez que a mí me falta. Y así, durante 30 años, se dedicó a hacer todas y cada una de las tonterías que a mí me provocan fobia. Soy tímida al extremo máximo de sufrir un ataque de angustia por tener que ir a una gomería a inflar una bicicleta. Hace 3 meses un ACV me dejó sin él. Y ahora tengo el resto de una vida por delante sin papá. Ahora me toca por primera vez a mí enfrentarme a todo sola. Y entonces tengo un nudo enorme en el pecho mezcla de miedo y tristeza.
Estos tres meses sobreviví bien a su ausencia, pero siempre supe que lo iba a extrañar y que me iba a hacer falta. Hoy, finalmente, caí. Un compañero de trabajo me dijo que debía ocuparme de la moto porque se iba a caer a pedazos. Y ahí me di cuenta que ya no está papá para hacerlo. La moto la heredé de él. Y él siempre se ocupó de cuidarla. Hoy finalmente entendí que ahora me toca a mí hacerme cargo de sus cosas y de mi vida. Ya no lo tengo. 
Mi hijo también lo necesita. Mi papá era el único que lo cuidaba sin reparos. Que dedicaba cuatro horas de su vida íntegramente a estar con él, a jugar, a enseñarle, a caminar por la vereda y patear pelotas. Y mi bebé lo amaba. El de sus dos nietos fue el amor más puro e incondicional que tuvo durante su vida.
Hoy lo extraño. Y sé que voy a extrañarlo muchos días de mi vida. Papá fue parte de mí.