Romper un corazón Parte 2

¿Cómo se le explica a un corazón que ya no vale la pena llorar?
¿Cómo se le explica que, aunque digan lo contrario, no te quieren ni te van a querer?
El cielo se convierte en infierno una vez más. Y pensás en cuántas veces más lo vas a soportar.

Romper un corazón

A veces me pregunto en qué piensan esas personas que destruyen corazones. ¿Qué es lo que sienten cuándo saben que lo que están haciendo puede marcar para siempre a las personas que lo aman e igual deciden hacerlo? ¿Saben que además pueden destruir su propia historia?

Hay dolores que son tan profundos que uno nunca puede volver. Hay tristezas que uno intenta olvidar pero vuelven una y otra vez como un huracán. 

Y entonces te preguntás si es tu culpa. Y empezás a dudar de vos mismo, de lo que diste, de lo que no diste, de tu dolor. Y te empezás a preguntar en qué momento fallaste para que el otro necesitara clavarte un puñal. O dos. O tres. 

Pero no, no sos vos. Lo que el otro decide hacer no es tu culpa. Tu culpa es hacer de cuenta que no pasó. Pero sí, te dolió, algo se rompió  y eso es para siempre. 

Entonces cerrás fuerte los ojos y contás hasta diez esperando que se produzca la magia. Pero el dolor del pecho no se va. Y te empiezan a brotar las lágrimas y la bronca. ¿Por qué? ¿Para qué? Y te quedás en el infierno, llorando por todo lo que no van a volver a ser. 

Y te vas consumiendo entre las dudas. ¿Perdonar tal vez? ¿Cómo se perdona sinceramente cuando hay un pozo gigante entre los dos?

Y te dormís esperando que la noche se lleve la tormenta. Pero despertás todas las madrugadas asustada, sabiendo que no habrá nunca más paz. 

¿En qué piensa la gente que decide romper un corazón? 

Universos eternos

Ella buscaba 

el placer en sus manos. 

Y ahí sólo encontraba 

silencio y soledad.

En esas noches

temía al invierno eterno

aunque supiera lo finita

que puede ser la inmensidad.

Un universo vacío

y tan lleno de silencios.

Su universo cambiando

y buscando una luz.

La vida se le escurre

en cada tristeza,

se seca las lágrimas

y decide vivir. 

Cosechas

A veces, la cosecha no se parece en nada a la que esperabas. Sembraste con todas tus fuerzas y amor. Sembraste a través del tiempo. Dejaste lo mejor de vos. Dejaste ser. Y el resultado es diferente.
No, cada uno no cosecha lo que siembra. Las cosechas finalmente dependen de los demás. Y no de vos.
Se fuerte. Porque lo que si depende de vos es seguir sembrando. Es poner el pecho a las tristezas, a la soledad. Es tener la seguridad que diste lo mejor de vos. Que lo intentaste con todas las fuerzas.
Tus lágrimas de hoy regarán un destino mejor. Lo sé.