martes, 29 de enero de 2008

Amigos

Hay amigos eternos, amigos que son de piel y otros que son de fierro.
Hay amigos del tiempo, de la escuela, del trabajo. Amigos que se aprenden, amigos que se eligen y amigos que se adoptan.
Hay amigos del alma, del corazón, de la sangre.
Hay amigos de vidas pasadas, amigos para toda la vida.
Hay amigos que son más que amigos.
Hay amigos que son hermanos, otros que son padres; también hay amigos que son hijos.
Hay amigos que están en las buenas, otros que están en las malas, hay amigos que están siempre.
Amigos que se ven, otros que se tocan, otros que se escriben.
Por supuesto que hay amigos que se van, que nos dejan; hay amigos que vuelven y otros que se quedan.
Hay amigos inmortales, amigos de la distancia.
Hay amigos que se extrañan, que se lloran, que se piensan. Amigos que se desean, que se abrazan, que se miran.
Hay amigos de noche, de siestas, de madrugadas.
Hay amigos hombres, amigos mujeres, amigos perros.
Hay amigos que deliran, otros que son poetas.
Hay de los que dicen todo, amigos que no hacen falta decirlos. Amigos nuevos, viejos, viejos amigos.
Hay amigos sin edad, amigos gordos, flacos.
Hay amigos que no nos llaman, que tampoco llamamos.
Con poco tiempo, amigos desde hace una hora, desde recién.
Hay amigos que dejamos ir, otros que no pueden venir, amigos que están lejos, amigos del barrio.
Amigos de la palabra, amigos incondicionales.
Hay también amigos invisibles, amigos sin lugar, amigos de la calle.
Amigos míos, amigos tuyos, amigos nuestros.
Hay muchos amigos; amigos en común, amigos del teatro, de la música, amigos de verdad.
Hay amigos que están tristes, otros que están alegres, otros que simplemente no están.
Hay amigos que se la pasan en la luna, otros en el campo, y otros en el cielo.
Todos, absolutamente todos los amigos tienen algo en común:
SON INDISPENSABLES.

Encontré este texto en el fotolog de Luchy (http://www.fotolog.com/lu_chy_06) y me encantó. Sobre todo por lo que yo siento hoy.

*Ita*

lunes, 28 de enero de 2008

Las tengo en sueños

En mis sueños entendí que siempre las voy a tener y que nunca las voy a olvidar. Y cuando estoy despierta, duele extrañar. Las tengo en sueños...

*Ita*

viernes, 18 de enero de 2008

Mamás adolescentes

Hay muchos prejuicios con ellas y yo muero de odio. Hay comentarios fuera de lugar, miradas que no ven, gestos que molestan. Madres adolescentes, yo las admiro.
Las personas hablan mal de ellas, piensan que buscaron la situación en la que se encuentran, las juzgan. Pero yo conozco bien de cerca las sensaciones, el miedo, el dolor, la incertidumbre que viven desde el día que ven las dos rayitas hasta tener su bebé en brazos.
Es cierto que podrían haberse cuidado pero son justamente adolescentes y éstos se caracterizan por desafiar los límites, por quebrar las reglas, por no tener miedo a nada y, por lo tanto, no conocer la precaución. Es así, no son adultos, son chicos jugando a ser grandes, son adolescentes buscando lo que les hace bien y no miden los riesgos, como casi todos los que transitan esa edad.
En esa etapa fallamos montones de veces, nos pegamos la cabeza contra la pared, hacemos todo mal y es de aquellos errores que aprendemos lo que nos servirá en la futura vida de adultos. Pero a ellas, y a ellos, este error les cuesta más caro, mucho más caro, porque no hay forma de remediarlo. No gente, no se lo buscan, es el ¿castigo? que les da la vida por transgreder los límites.
Todo cambia desde ese momento. Empiezan las sospechas de embarazo y hay nervios, muchos, pero siempre está la esperanza de que todo sea un mal sueño. La nube adolescente parece explotar de golpe cuando la segunda rayita del test termina de marcarse. Mil cosas se cruzan por la cabeza de esa futura mamá, pero son dos las que duelen más que nada: los proyectos de vida que ya no serán y la idea de defraudar a la familia.
Piensan en que ese embarazo puede desaparecer, esfumarse de golpe pero cuando se dan cuenta que eso no es posible, empieza el duelo. Sufren por lo que no serán, por lo que deberán dejar, por no haberse cuidado, por lo que van a decir.
Lo más duro es el momento de contarselo a la familia. Cuando habían empezado a asumir el embarazo, tienen el duro golpe de escuchar sermones y el dolor de sus papás.
No hay vuelta atrás. Y es cuando todo el entorno de la embarazada entiende eso, cuando realmente la mirada cambia. Cuando se sienten seguras y con apoyo, empiezan a imaginarse lo que será ser mamás y se pasan días enteros entre amigas buscando un nombre para ese bebé que empieza a ser sentido como un milagro y ya no como un castigo.
Hay miedo, mucho, hay una incertidumbre que mata, pero el dolor empieza a calmarse. Y como dije al principio, yo las admiro: por su fuerza, su valentía, sus ganas de vivir, de enfrentar los prejuicios y, en muchos casos, la fortaleza enorme de pasar el embarazo solas, porque son ellas, las que no siguen en pareja, las más juzgadas.
Cuando llega el bebé no hay grandes secretos, son mamás como todas, grandes madres que buscan la mejor forma de criar un hijo, de darle todo. Hay una sola diferencia con mamás mayores: mientras aprenden esta complicada tarea de ser madres, también crecen, se enfrentan a los mismos miedos y golpes de cualquier adolescente y buscan lo mejor para ser, en el futuro, adultas.
No dejan de ser nenas por ser madres, dejan de ser chicas en el momento que están listas para ser adultas, como cualquiera de sus amigos y compañeros. Es por eso que necesitan mucho apoyo, muicha ayuda, porque atraviesan a la vez dos grandes procesos de aprendizaje que cuestan. Y, al contrario de lo que muchos piensan, no tienen que dejar de ser chicas hasta que estén listas. Eso no significa que no se encarguen de sus hijos porque sí lo hacen, a su manera, como pueden, como todas las mamás.
No digo que ser madre adolescente sea lo ideal, creo que hay métodos para intentar bajar la cantidad de niñas madres (ya algún día aclararé esto). Pero una vez que pasó, no se vuelve atrás y no hay que juzgarlas sino apoyarlas.
Estos nenes aman a sus mamás como cualquier otro, porque ellas les dieron la vida, pero sobre todo porque aprendieron a darles amor. Yo las admiro y agradezco a la vida haberme permitido tenerlas tan cerca, conocerlas a fondo, saber que piensan, que sienten y poder así pelear por ellas, defenderlas, decirle al mundo que las mamás adolescentes tienen una fuerza increíble digna de imitar.
Gracias a esas personitas que me permitieron conocer ese mundo, dejarme estar cerca de ellos y entender sus reacciones, por demostrarme que a pesar de los miles de miedos lograron ser grandes madres. Yo las amo y las admiro profundamente. Y es por ellas que voy a defender a las mamás chicas siempre que la mirada injusta esté sobre ellas.

(Y como le dije a Noe, podría escribir segunda, tercera y cuarta parte sobre este tema. Algún día llegará).

*Ita*

miércoles, 2 de enero de 2008

Año nuevo, ¿vida nueva?

Ita me delegó escribir los planes para el nuevo año. Primero pensé que estaba cansada y por eso me pasó esa tarea a mí. Después, ambas le echamos la culpa al calor y tercero, me di cuenta que me lo dejo a mí porque la otra noche, cuando festejábamos año nuevo, le nombré una serie de proyectos que, todos en general, hacemos cuando termina un año para realizar en el siguiente.

Algunos que recuerdo son estos:

  • La clásica: Bajar de peso (jajaja!!!). Toda la gente con algunos kilitos de más me entenderá. ¿Y quién no se habrá propuesto como meta esto?
  • Para los que estudian: Nos decimos interiormente, como si fuera un onceavo mandamiento, "leeré cada capítulo que se dicte en cada clase y no lo dejaré para leer 3 días antes del parcial" (¡Mentira!)
  • Para los que no son amigos de la tecnología: "Voy a aprender a programar cada aparato y aparatito nuevo" Que al final terminamos rompiendo y desistimos de la idea.
  • Una muy graciosa: Este año voy a ser ordenada…, voy a doblar la ropa y no dejarla tirada, voy a clasificar los apuntes de la facultad y voy a guardar todo anillo, anillito, cadenita, dije, aro, arito, arote en un alhajero para no volver a perder nada… (Características que generalmente se cumplen los 2 primeros días. Mentira, en realidad sólo uno: el lunes)
Bueno, eso es un resumen de los planes que nos hacemos casi todos cuando comenzamos cada año. Cabe aclarar que no son los míos porque no creo en las falsas esperanzas. Voy a seguir siendo desordenada, voy a seguir con mis kilos de más, voy a seguir perdiendo mis alhajas y por más que intente, nunca voy a ser amiga de la tecnología…

Pero…¡nunca está mal volver a intentarlo!


*Noe*

Año 2008

Hace días que vengo pensando qué escribir en este post. Y nunca me decidí. Podría haber sido un balance personal de 2007, o uno sobre los acontecimientos importantes del país y el mundo. O los deseos y proyectos para el nuevo año. Pero nada me convence.

Lo único seguro es que no quiero hacer un repaso por mi año. No fue bueno. Me animo a decir que fue el peor de mis 22 años de vida. Así que prefiero dejarlo bien atrás y olvidarlo por un rato, aunque sus consecuencias hagan que sea imposible no recordar.

Leyendo el diario del domingo pensé que sería bueno buscar las noticias más importantes, pero no, tampoco quiero eso. El fin de semana me sentí mal, leo lo que pasa en cada rincón del mundo y a la vuelta de mi casa y no puedo creerlo. O sí, lo creo, pero me niego a aceptar. Es cierto que pasan cosas buenas también, pero el mundo está patas para arriba y cada vez le cuesta más levantarse o hacer cosas buenas estando de cabeza.

¿Deseos para el nuevo año entonces? Menos, porque sería decir lo de siempre. Además este año me prometí no desear, no proyectar ni esperar nada de este 2008. Vi perderse cada uno de mis deseos y proyectos del 2007, así que en el nuevo año decidí dejar que las cosas pasen solas, guiarlas a medida que pasan los días, no esperar nada bueno para que no sea grande la desilusión cuando todo sale mal. Uno se pasa los 365 días de un año esperando que pase algo interesante que le de sentido a todo, yo ahora me conformo con no perder nada más y que no pase nada malo. Si viene algo bueno, bien, sino alcanza con que todo quede quieto como está.

¿Entonces? La respuesta llegó anoche, cuando por momentos sentí que no estoy tan lejos de aquella que yo fui. Como siempre digo, duele con el alma no tenerlas, pero también agradezco a la vida por aquellas personas que se quedaron conmigo y que me acompañan hoy, cuando estoy completamente perdida en un mundo que no puedo reconocer. Ayer salí y me crucé con montones de personas de la época en que fui feliz. Bailé como antes, me reí como antes, me divertí como antes. Y esa era yo, la de ahora. Me volvieron a la mente millones de recuerdos, de salidas, de frases, de canciones, de miradas. Y no, no es que quiera volver el tiempo atrás, para nada, sólo quiero volver a sentir ahora algunas de esas sensaciones olvidadas.

¿De qué decidí escribir? De mí, pero solamente de la que fui anoche y de la que soy hoy. No sé quien voy a ser mañana, pero sé lo que soy y lo que quiero hoy. Hoy me siento viva. Hoy amo con toda mi alma a los que están cerca mío: a mi familia, a Noe, a mi novio que es mi vida entera. Hoy extraño a mis amigas de siempre, pero sé que ya no me voy a morir porque estén lejos, pero que ese vacío nunca se va a llenar y que las voy a querer toda la vida a la distancia. Hoy quiero hacer miles de cosas, aunque mañana ya no quiera hacerlas. Es simple, hoy me siento bien y me había olvidado lo que es eso. ¿Será que el aire de anoche me sirvió para despejar un poco tanta locura acumulada? Tal vez. O será que una vez más apareció el pasado de repente a recordarme que todo puede ser distinto.

Noe quería escribir sobre todas esas cosas que uno se propone a principio de año y que luego quedan archivadas. Pero ese post se lo dejo a ella. Porque como dije antes, no quiero planes para este 2008.

Mientras tanto, me dedico a cambiar mi mundo de lugar, lo que hago cada día que me aburre donde estoy. Y pienso en mi presente. Y en el pasado, del que aprendo sobre lo bueno y lo malo que viví. El futuro no existe dicen. Yo sé que está, que vendrá, que existirá. Yo sí creo en el futuro. Pero ya no lo planeo, porque los planes siempre se complican. Lo espero nomás y lo guiaré cuando llegue. Ya no le tengo miedo porque no hay nada más por perder.

Feliz Año Nuevo. Ojalá realmente sea feliz. O por lo menos, que no sea triste.

*Ita*