miércoles, 2 de enero de 2008

Año 2008

Hace días que vengo pensando qué escribir en este post. Y nunca me decidí. Podría haber sido un balance personal de 2007, o uno sobre los acontecimientos importantes del país y el mundo. O los deseos y proyectos para el nuevo año. Pero nada me convence.

Lo único seguro es que no quiero hacer un repaso por mi año. No fue bueno. Me animo a decir que fue el peor de mis 22 años de vida. Así que prefiero dejarlo bien atrás y olvidarlo por un rato, aunque sus consecuencias hagan que sea imposible no recordar.

Leyendo el diario del domingo pensé que sería bueno buscar las noticias más importantes, pero no, tampoco quiero eso. El fin de semana me sentí mal, leo lo que pasa en cada rincón del mundo y a la vuelta de mi casa y no puedo creerlo. O sí, lo creo, pero me niego a aceptar. Es cierto que pasan cosas buenas también, pero el mundo está patas para arriba y cada vez le cuesta más levantarse o hacer cosas buenas estando de cabeza.

¿Deseos para el nuevo año entonces? Menos, porque sería decir lo de siempre. Además este año me prometí no desear, no proyectar ni esperar nada de este 2008. Vi perderse cada uno de mis deseos y proyectos del 2007, así que en el nuevo año decidí dejar que las cosas pasen solas, guiarlas a medida que pasan los días, no esperar nada bueno para que no sea grande la desilusión cuando todo sale mal. Uno se pasa los 365 días de un año esperando que pase algo interesante que le de sentido a todo, yo ahora me conformo con no perder nada más y que no pase nada malo. Si viene algo bueno, bien, sino alcanza con que todo quede quieto como está.

¿Entonces? La respuesta llegó anoche, cuando por momentos sentí que no estoy tan lejos de aquella que yo fui. Como siempre digo, duele con el alma no tenerlas, pero también agradezco a la vida por aquellas personas que se quedaron conmigo y que me acompañan hoy, cuando estoy completamente perdida en un mundo que no puedo reconocer. Ayer salí y me crucé con montones de personas de la época en que fui feliz. Bailé como antes, me reí como antes, me divertí como antes. Y esa era yo, la de ahora. Me volvieron a la mente millones de recuerdos, de salidas, de frases, de canciones, de miradas. Y no, no es que quiera volver el tiempo atrás, para nada, sólo quiero volver a sentir ahora algunas de esas sensaciones olvidadas.

¿De qué decidí escribir? De mí, pero solamente de la que fui anoche y de la que soy hoy. No sé quien voy a ser mañana, pero sé lo que soy y lo que quiero hoy. Hoy me siento viva. Hoy amo con toda mi alma a los que están cerca mío: a mi familia, a Noe, a mi novio que es mi vida entera. Hoy extraño a mis amigas de siempre, pero sé que ya no me voy a morir porque estén lejos, pero que ese vacío nunca se va a llenar y que las voy a querer toda la vida a la distancia. Hoy quiero hacer miles de cosas, aunque mañana ya no quiera hacerlas. Es simple, hoy me siento bien y me había olvidado lo que es eso. ¿Será que el aire de anoche me sirvió para despejar un poco tanta locura acumulada? Tal vez. O será que una vez más apareció el pasado de repente a recordarme que todo puede ser distinto.

Noe quería escribir sobre todas esas cosas que uno se propone a principio de año y que luego quedan archivadas. Pero ese post se lo dejo a ella. Porque como dije antes, no quiero planes para este 2008.

Mientras tanto, me dedico a cambiar mi mundo de lugar, lo que hago cada día que me aburre donde estoy. Y pienso en mi presente. Y en el pasado, del que aprendo sobre lo bueno y lo malo que viví. El futuro no existe dicen. Yo sé que está, que vendrá, que existirá. Yo sí creo en el futuro. Pero ya no lo planeo, porque los planes siempre se complican. Lo espero nomás y lo guiaré cuando llegue. Ya no le tengo miedo porque no hay nada más por perder.

Feliz Año Nuevo. Ojalá realmente sea feliz. O por lo menos, que no sea triste.

*Ita*

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante esta reflexión que haces, porque eso fue lo que causó en mi, una reflexión.
Cada año me propongo una y mil cosas, y al final, siempre me doy cuenta que no cumpli ni la mitad, y eso es realemente frustrante.
No me quejó de este año que paso, no fue muy bueno que digamos, pero tengo cosas que agradecer.
Empecé con una pérdida, de la que aún no me recupero, empecé con el pie izquierdo y así lo terminé... mal.
Me siento mal, en el aspecto de adentro, hay un hueco que no sé como llenarlo, tengo familia, salud, amigos... pero hay algo que no cuadra, que no me hace ser realmente feliz.
Ahora, también es cierto, que pasaron cosas buenas, conocí gente, encontré trabajo, que sin lugar a dudas, esos pequeñitos con los que convivo diariamente me hacen recobrar y darle un poco de alegría a mis momentos.
Hay una frase que escribiste al final... " o por lo menos, que no sea triste" y si, eso es lo que espero, que no sea triste, espero en Dios, poder encontrar aunque sea un poquito de felicidad que tanto me hace falta.
Y bueno Ita, sinceramente, te deseo lo mejor de lo mejor en este año que comienza, porque de verdad te lo mereces, simplemente por ser tu.
¡Cuidate mucho!