miércoles, 17 de octubre de 2007

Estar lejos...

"¿Por qué tiene que existir la nostalgia?, ¿Por qué el corazón extraña aunque la mente no quiera?, ¿No sería todo más fácil si se pudiera controlar el corazón con la cabeza?", se preguntó Noe hoy.

Eso que desea no es porque sí. Es porque estando lejos se extraña, faltan los amigos, la familia, los espacios, las calles del barrio, la almohada, la cama calentita. Todo eso que no se nota cuando está, que forma parte de la cotidianeidad y por eso pasa desapercibido, todo eso hace demasiada falta cuando ya no está.

Irse de casa para crecer, para cumplir un sueño, para estudiar, irse a una ciudad grande, donde cada cosa es diferente, donde hay que empezar todo de vuelta... Eso cuesta. Parece sencillo, parece que no es más que eso, irse para ir a la Facultad, pero significa mucho más... Significa pasar noches extrañando, sentirse solo, querer volver y querer quedarte a la vez. Es no tener a tus amigos cómplices regalándote sonrisas, la falta de una palmada en la espalda y el aliento necesario para levantarte cuando las cosas no son como esperabas o cuando algo de repente sale mal. Es no tener tu mundo cerca y tener la vida partida a la mitad. Significa crecer de golpe, entender que hay otra manera de vivir.

Y sí, la nostalgia existe. Uno siente esa tristeza en el alma por estar lejos de las cosas que nos hacían felices. Se siente la soledad bien adentro. Y no, la cabeza no lo controla, no sabe, lo intenta, pero no entiende como puede lograrlo. Hasta el día de hoy el corazón sigue siendo más fuerte y le gana la pulseada a la cabeza. Cuando duele, duele. Cuando la nostalgia aparece, nada puede hacerla desaparecer.


Y así se pasan los días, creciendo, encontrando lejos de casa un nuevo mundo, con cosas buenas y malas, como la vida misma. Pero de vez en cuando, aparece ese sentimiendo que te invade, ese que te dice que algo falta, que algo quedó allá, lejos, en casa.


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