viernes, 21 de diciembre de 2007

Reencuentro

(3º II - Colegio Nacional 2003)
Como todos los años, llega el momento de volver a vernos. Pasan los años y algunos ya no van, pero la mayoría sigue estando. Y lo disfrutamos como cada día de aquel último año en el cole.
No sé si es porque nos extrañamos o porque volver a estar juntos nos hace recordar lo mejor de nuestra adolescencia, pero vamos con una sonrisa y nos divertimos como siempre.
Con la mayoría nos vemos apenas una vez al año y nos sirve para ponernos al día con las noticias ya no tan nuevas de los 365 días anteriores a ese sábado o domingo de diciembre. Hablamos mucho, nos reímos, recordamos cada cosa que pasamos juntos, las buenas y las malas.
Sí, pasó el tiempo y cambiamos, todos cambiamos, pero es como que ese día todo vuelve atrás y nos permitimos ser un poco chiquitos nuevamente. Nos permitimos por un rato ser los de antes, combinar lo que éramos en la escuela secundaria y lo que somos ahora. Es un momento único, donde todo lo bueno del pasado y del presente puede convivir y lograr una noche única.
El 13 de diciembre de 2003 fue nuestra graduación. Ese día nos despedimos de la escuela secundaria, de nuestros compañeros, de los que queríamos más y de los que queríamos menos, de las locuras, las salidas, las peleas, pero sobre todo, nos despedimos de nosotros mismos. Una parte se fue ese día. Pero otra parte se iba a quedar para siempre.
En nosotros queda la escencia de esos adolescentes rebeldes que peleaban con todo por lo justo, dentro nuestro queda el alma de 3º II. Somos diferentes, crecimos, cambiamos, tenemos nuevos sueños, nuevas ideas, otras experiencias. Pero esa escencia vuelve a asomar cada diciembre cuando nos permitimos encontrarnos y ser los de antes, los de siempre.
Por mi parte, tengo de mis compañeros los mejores recuerdos. Yo era la mala del curso, todos se acuerdan de mí o porque me querían o porque me odiaban, no había punto medio. Pero a todos, hasta a los que no son mis amigos, yo les debo lo que soy. Ahí adentro me sentí una más, sentí que era importante para alguien, sentí que tenía un lugar en el mundo. Fui yo y eso vale demasiado. Y cada diciembre muero por verlos, por saber de ellos, por ver cuanto cambiaron y cuanto siguen teniendo de esos chicos locos y peleadores que yo conocí. Y vuelvo a sentirme yo, vuelvo a ser aquella que fui y que a veces tanto extraño.
Esa noche la comparto con mis compañeros, pero también con mis amigos. Está Noe, que es mi amiga del alma, mi cable a tierra, mi esperanza, mis ganas de crecer, la que hace que yo siga viva. Está Román, mi amigo de siempre, el que se acercó a mí para que no me sienta sola y nunca más me dejó. Casi 11 años hace que es mi amigo. Y están Ana, Vale, Clau, Miriam y las Nadias, que fueron para mí las mejores compañeras y que todavía hoy las quiero así de mucho.
Ese fue mi mundo, donde fui feliz, donde todos con su buena o mala onda me ayudaron a crecer, a ser yo. Este sábado es tiempo de volver a vernos, de ser los de siempre una vez más.

*Ita*

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