lunes, 14 de noviembre de 2011

Tristeza de domingo

Siempre odié los domingos. No sé si será el silencio, el sueño que me provoca o simplemente la soledad que siento.
No puedo evitar ponerme triste. Y por momentos tampoco puedo evitar las lágrimas y el huracán de recuerdos. Trato de dormir y no pensar o de sufrir sobredosis de películas, osea esas cosas que uno hace cuando se siente solo.
La gente que quiero tiene su vida, una familia, otros planes. Y yo no tengo nada más que a mí misma, cosa que no suele ser suficiente en estos días sin gracia.
También puede ser que no me gusten porque tanta calma me lleva a pensar. Pienso en lo que fui, en lo que no voy a ser y en lo que sí seré pero no quiero ser. Pienso como será mi futuro sólo acompañada de mi misma, me pregunto si alguna vez eso cambiará.
Y para completarla, ya no está mi River los domingos. Yo sé que va a volver, que lo de los sábados es un triste acontecimiento pasajero. Pero me hace falta. Hoy fue un domingo con el Millo, pero domingo de derrota. A la tristeza de siempre, se le suma ver perder a mi equipo del alma.
Mañana será otro día. Mañana va a ser distinto. Mañana voy a volver a ser la que lucha por ser feliz con las cosas simples de la vida. Mañana voy a ser nuevamente la que intenta salir adelante, crecer y aprender. Mañana ya no va a haber rastros de lágrimas. Mañana quiero ser feliz.

*Ita*

Imagen: Noche estrellada, de Vicent Van Gogh. Amo los cuadros del pintor holandés.

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