lunes, 26 de noviembre de 2007

Sueños y amores, tan cerca, tan lejos

Es esa pared que me contiene la que me confunde, entre realidad y sueño.
Aunque entré en la rutina aún las cosas no encajan y entre sueños no entiendo que es esa habitación que me cobija y esa cuadra que me mira.
A veces es grande el asombro por no asombrarme con la inmesidad y chico por no horrorizarme,
ya no hay una isla enfrente, sólo un infinito que se pierde.
Me asusta no sentir más lástima y hacer ojos ciegos como la mayoría, aunque a veces me detengo y si estoy escribiendo esto es porque en el fondo me afecta aunque no tanto como antes.
Es este nuevo aire que me tranforma para bien en una parte, para mal en otra, no quiero caer en lo mismo pero es inevitable.
Mi hogar se redujo a 3 x 3 y la compañía a una televisión y unos cuantos libros de antropología, pero la nostalgia gana y el recuento por volver se hace desesperante.
¿Por qué mis sueños y mis amores tienen que estar separados?

*Noe*

viernes, 23 de noviembre de 2007

¡Vas a estar bien Alejo!

Cuando parecía que todo iba a salir bien, que esta vez no habría complicaciones y sólo sería fiesta, todo falló.
Una vez más vamos a tener que ir a ver a nuestro sobrino a través de una fría ventana. Y consolar las lágrimas nerviosas de su mamá. Y además, esta vez, cuidar de su hermanita.
Estuvimos con Alejo, lo tuve upa, pude darle besos como lo había soñado. Pero algo anda mal y lo que más me molesta es no saber qué. Un rato después de haberlo visto, se lo llevaron a Neo y lo pusieron en una incubadora. Como Iriel, como Mora.
Todo me da bronca. No poder disfrutar de este día como queríamos, que a Jési no le salga una bien, verla nerviosa, saber que le mienten y no poder hacer nada.
Quisiera escribir más, pero la verdad, hay pocas ganas. Y hay tristeza, incertidumbre que da miedo.
Alejo nació el 22 de noviembre a las 19.40 con 3,200kg. Va a estar bien, yo sé que se va a poner bien.

*Ita*

viernes, 16 de noviembre de 2007

Esperando a Alejo

Y acá estamos, esperándolo, soñando con verlo, con saber como es, queriendo llenarlo de besos, tenerlo upa, pelearnos por cuidarlo.
Se hace rogar el niño, nos está haciendo esperar y yo muero de amor. Sueño todos los días con verle la carita. Me lo imagino igual a su hermana pero con ojos marrones.
Suena el teléfono y atiendo al instante esperando noticias, pero nada. Todavía nada. Apostamos a ver quien le pegaba a la fecha de nacimiento. Su mamá ya perdió, ¿acertaré yo?
Una vez más vamos a estar juntas esperando ese milagro que es la vida. Más allá de las diferencias, una vez más nos vamos a juntar y vamos a cuidarnos y a cuidarlos. Ya llega Alejo, un nuevo bebé a este grupo acostumbrado a mezclar frases adolescentes con pañales y mamaderas.
Así crecimos nosotras, así crecieron ellos. Crecimos juntos. Nuestra vida está rodeada de niños. Y los amamos con el alma a todos, a cada uno, tan distintos, tan llenos de vida, con tanta risa, con tantas ganas de hacernos vivir.
Y sí, yo ya tengo la cámara de fotos preparada. ¿Qué se creen? ¿Qué no voy a registrar semejante momento? Así soy, mi vida está llena de imágenes. Y la primera foto de Alejo voy a sacarla yo.
Y en estos días llenos de nervios esperando una llamada, se mete en mi vida esa maldita Ley de Murphy de la que habla siempre Noe. Así es, estoy esperando a Alejo pero no tengo teléfono para enterarme. ¿A ustedes les parece que justo me tenga que olvidar el cargador en estos días? Mi celular no resistió y murió hoy por falta de batería. Revivirá mañana. Tengo esperanzas de ganar la apuesta y que Alejo nazca el domingo. Pero igual hoy muero de nervios. No me perdí un solo nacimiento, espero que este no sea el primero.
Me quedaré esperando a mi sobrino, soñando uno, dos, tres días más con verle la carita. Con verlo vivir.
Y sí gente, yo muero de amor por mis sobrinos. Son mi vida entera.

*Ita*

sábado, 10 de noviembre de 2007

Soledad que duele

Enorme tristeza, mucho dolor y una gran soledad. ¿Qué puede ser peor que sentir todo eso junto?
Sin dudas, lo que más lastima es esa sensación de mirar hacia el costado y no ver a nadie. No puedo acostumbrarme a eso, me resulta completamente desconocido y me niego a hacerlo parte de mi vida. Y sí, me hacen falta, más allá de todo me hacen falta. Y duele que no estén cerca.
No sé si es idea mía o realmente es así, pero cada vez siento más profundo ese vacío, se hace cada vez más grande, más difícil de esquivar.
"Mientras aprendo de esta soledad que desconozco me vuelvo a preguntar si sobreviviré", dice una canción. Por ahora estoy resistiendo, ¿pero cuánto más puedo aguantar?
Extraño los días llenos de voces, de las chiquititas y de la grandes. Extraño buscar soluciones a la vida de todos. Extraño la confianza que tenían en mí. Y extraño confiar en alguien.
Ya no creo en nada ni en nadie. A mí alrededor todo es negro y necesito color. Cuando me hacían falta sus risas, pintaron de color oscuro lo último que quedaba de luz.
No me gusta nada de lo que veo, no entiendo bien donde estoy parada y entonces no sé por donde hay que avanzar y voy cada vez más para atrás. Pero de algo estoy segura, después de las tormentas siempre sale el sol, SIEMPRE, y la vida siempre da una nueva oportunidad de ser felices. Yo sé eso. Y con eso me alcanza...

domingo, 4 de noviembre de 2007

Ley de Murphy

"¿Por qué no puede estar en algún momento todo bien?", me preguntó hace unos días una amiga... ¿Es esa plenitud total el tesoro perdido que todos desean encontrar? ¿Por qué nunca se alcanza la felicidad completa? Y si se alcanza, ¿por qué no es eterna?

¿Será la ley de Murphy la que interrumpe nuestra tranquilidad o solamente Dios se entretiene poniéndonos a prueba con obstáculos? Así lo veo yo, cada día un nivel por pasar como en un video juego... ¿Por qué es tan dificíil alcanzar la plenitud? ¿Acaso no nos merecemos cada una de las personas aunque sea un día pleno? ¿O será que superar cada obstáculo es la plenitud y no sabemos interpretarla como tal?

Mientras tanto yo sigo odiando la ley de Murphy, porque si en verdad hay una fuerza superior que nos domina, es esa fuerza la que interpreta esta ley pura y exclusivamente conmigo, cada día y a cada hora, en cada tren (o subte) que se rompe, en cada colectivo que atraviesa un embotellamiento, en cada impresora que cuando llego yo no anda, en la temperatura ambiental relacionada con la ropa que llevo puesta, en la profesora que me enerva la existencia, en la tranquilidad que desaparece cuando quiero descansar, en el agua fría cuando me quiero bañar, en las tarjetas de créditos que me hacen esperar, en las cosas que quiero comprar, en las ideas que tengo y que después veo en otro lado, etc, etc, etc...

Así podría seguir una larga y larga lista. La pregunta es: ¿Por qué? ¿Por que a mí? Si todo eso no es la ley de murphy, pregunto... ¿Qué es?

*Noe*