domingo, 4 de noviembre de 2007

Ley de Murphy

"¿Por qué no puede estar en algún momento todo bien?", me preguntó hace unos días una amiga... ¿Es esa plenitud total el tesoro perdido que todos desean encontrar? ¿Por qué nunca se alcanza la felicidad completa? Y si se alcanza, ¿por qué no es eterna?

¿Será la ley de Murphy la que interrumpe nuestra tranquilidad o solamente Dios se entretiene poniéndonos a prueba con obstáculos? Así lo veo yo, cada día un nivel por pasar como en un video juego... ¿Por qué es tan dificíil alcanzar la plenitud? ¿Acaso no nos merecemos cada una de las personas aunque sea un día pleno? ¿O será que superar cada obstáculo es la plenitud y no sabemos interpretarla como tal?

Mientras tanto yo sigo odiando la ley de Murphy, porque si en verdad hay una fuerza superior que nos domina, es esa fuerza la que interpreta esta ley pura y exclusivamente conmigo, cada día y a cada hora, en cada tren (o subte) que se rompe, en cada colectivo que atraviesa un embotellamiento, en cada impresora que cuando llego yo no anda, en la temperatura ambiental relacionada con la ropa que llevo puesta, en la profesora que me enerva la existencia, en la tranquilidad que desaparece cuando quiero descansar, en el agua fría cuando me quiero bañar, en las tarjetas de créditos que me hacen esperar, en las cosas que quiero comprar, en las ideas que tengo y que después veo en otro lado, etc, etc, etc...

Así podría seguir una larga y larga lista. La pregunta es: ¿Por qué? ¿Por que a mí? Si todo eso no es la ley de murphy, pregunto... ¿Qué es?

*Noe*

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